El amor en tiempos de Tinder

Amigos, me metí en un pedo. Se sugirió este tema y yo decidí hacer mi propia cuenta para hacer una investigación de campo y así saber qué es exactamente de lo que la chaviza habla tanto con eso del tinders. Pues bueno, bajé la aplicación, cree mi perfil, el cual me quedó bien perro, puse mis mejores fotos con mis mejores trapos, además de una descripción de ufff… irresistible.

Y bien, empecé a slidear a las mushashas, izquierda derecha left right, izquierda derecha left right. La verdad es que uno se asusta cuando ve lo que uno ve en esos lugares del diablo. Que están aquí por la pandemia, que si hacemos match nos conocimos en la iglesia, que les fascina viajar, que 420 (lo sé, ¡Jesucristo redentor!), que les encanta leer y vivir la vida (ey…). Todo iba medianamente bien, sobrevivía como el galanazo que soy.

Hice un match, dos matches, tres matches, y así. Sin embargo hubo uno que me cautivó, me enamoré en un segundo, sabía yo que en ese momento había encontrado a quien yo quería que fuera la madre de mis hijos, era perfecta y se parecía a Anne Hathaway, podría yo decir que eran como dos gotas de agua. Me postré a sus pies (no me voy a meter en definiciones de postración porque me acuerdo del oso y me enojo), le entregué mi vida, mis cuentas, mi identidad (todo eso que uno entrega cuando se enamora).

Así, dos días después de una conversación hermosa y de momentos felices e inolvidables, decidimos conocernos en persona. Le pedí que me mandara su ubicación y lo hizo, me subí a mi coche y salí para allá. Curiosamente el navegador me marcaba 6 horas con 34 minutos, a lo cual no le di mucha importancia, así que sin dudarlo un segundo tomé la Guadalajara – Morelia.

Cuando llegué a Almoloya de Juárez me di cuenta de lo que había sucedido, fui víctima de peajes excesivos en la carretera. Muy enojado llegué al primer Oxxo que vi, compré los cigarros y la navaja que me encargó mi novia y me dirigí al cefereso a encontrarme con el amor de mi vida.

Mientras espero que me den entrada, quisiera que mi historia sirviera como ejemplo, me quedé sin varo en la carretera y quiero hacer un llamado a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes o a quien corresponda para que reconsideren un poquito sus precios de peaje, habemos gente que ya entregamos todo a nuestros seres amados y no tenemos dinero para volver. Siempre chequen los peajes antes de salir a carretera.

Desde Almoloya de Juárez, con amor para todos ustedes. Síganme en el tinders.

Pd. ¿Saben ustedes si en Almoloya combinan hombres y mujeres? Se me hace raro que me haya mandado a este lado.

Para Rut Farías, de Facebook e Instagram.

Ayla. Saludos a todos.

  Un pensamiento en “El amor en tiempos de Tinder

  1. Betinho
    3 de agosto, 2021 en 7:42 pm

    Para una “investigación de campo” estuvo muy intenso mano! Espero que encuentres amor y tranquilidad en tu siguiente visita conyugal. Bendiciones 😘

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